domingo, 28 de junio de 2015

Punto de partida




En las siguientes líneas presentaré mi punto de partida,  el cual se encuentra  dividido en diferentes partes para que la información sea clara y organizada. Primeramente, una presentación sobre  qué formación y experiencia laboral he tenido en el tema de la enseñanza del español como lengua extranjera, cuáles son mis expectativas, qué es para mí la enseñanza de ELE.  A continuación, las necesidades que espero que cubra este máster que con tanta ilusión he empezado. Finalmente, cuáles son mis expectativas antes de empezar el curso.

Antes de nada me gustaría aclarar, brevemente, qué es para mí la enseñanza ya sea de lenguas u otras materias. Como profesora entiendo que es  [1] un proceso de participación guiada donde la construcción del conocimiento se hace de forma colaborativa y se regula con los compañeros y el profesor a través de la lengua.  Aprender tiene que ser un proceso dinámico y motivador donde el aprendizaje significativo tenga un gran peso, al mismo tiempo que se le entrega al alumno las herramientas suficientes para que sea competente y pueda aprender de forma autónoma.

Siguiendo lo indicado en el primer párrafo, estudié Educación Primaria después de haber cursado el ciclo de Educación Infantil. Decidí acabar mi carrera en Budapest para mejorar el inglés y aprender un nuevo idioma, el húngaro. He hecho cursos relacionados con la educación emocional, la dificultad de aprendizaje en las matemáticas y la comprensión lectora y escrita. Como aprendiz de lenguas, empecé a los seis años a estudiar inglés, intenté mejorarlo trabajando en Irlanda y acabando la carrera en Hungría. Debido a que soy de Barcelona siempre he hablado y escrito en catalán de la misma manera que lo hago con el castellano. Crecer en un entorno bilingüe me ha aportado cosas positivas y negativas. Por un lado mezclar el vocabulario y la gramática de dos idiomas diferentes me provocaba faltas de ortografía, errores en la lengua oral, entre otras cosas. Por otro lado, he sido afortunada; mi vocabulario es más rico, tengo otra lengua con la que comunicarme, me facilitó la base para aprender francés y he podido ver las deferencias en el momento de aprender y enseñar una lengua que convive en territorio con otra. De todas formas he de decir que no recuerdo cual fue mi proceso de aprendizaje de la lengua española ni de la catalana.

Respecto a las experiencias formativas que traigo conmigo he de resaltar el aprendizaje del húngaro, siendo esta una de las lenguas más difíciles de aprender en el mundo conseguí manejarme en seis meses. Llegué sin tener ninguna noción de lo que me iba a encontrar y era de vital importancia aprenderlo dado que tendría que ir al mercado, al médico, a los restaurantes, etc., y el inglés no iba a ser suficiente. Hacía muchos años que no aprendía una lengua de cero y me sorprendió la metodología. Las clases eran totalmente prácticas. Cada vez que se enseñaba algo nuevo de teoría se nos hacía interactuar con los compañeros para demostrar que se había entendido, en ese momento la profesora rondaba por la clase dando feedback en el instante que se cometían errores y aciertos. Las clases eran de un número reducido de alumnos la cual cosa me permitió preguntar, participar y aprender sin ningún problema.

Estando allí pude reflexionar como concebía yo la enseñanza del español como segunda lengua, como lo había visto en las escuelas que yo había estado observando, diciendo esto no quiero generalizar ni decir que todo el mundo lo hace así. Me encontré que dicha enseñanza estaba descontextualizada, basada en la gramática en la mayor parte de las sesiones y poco tiempo dedicado al uso cotidiano de la lengua. Por otro lado, considero que no está adaptada a las nuevas tecnologías y los tiempos que corren. Los correctores, diccionarios y otros materiales on-line deberían ser trabajados en clase y a lo largo del proceso de aprendizaje, ya que es la realidad con la que se van a encontrar. Teniendo en cuenta mi experiencia, la enseñanza de ELE la he visto aburrida y repetitiva, con materiales poco llamativos para los alumnos. Considero que es necesario que se vea desde el primer momento cuál es la utilidad de aprender el idioma.

En  referencia a las funciones de los docentes y los [2] alumnos, creo que se tienen que adaptar a la realidad social y del aula en la que se encuentren. Por un lado, considero que el profesor tiene que ser un guía que cubra las necesidades de sus alumnos, las cuales variarán constantemente. En el proceso de enseñanza, el profesor debe alentar las dudas y las ganas de descubrir, motivar el gusto por aprender una lengua, y por lo tanto, enseñar la funcionalidad de lo que se aprende. Debe conseguir un equilibrio en la interactividad entre profesor-alumno-contenidos y nunca olvidar la importancia que ejercen las expectativas que el profesor crea sobre los alumnos. Los alumnos crean su imagen a partir de los demás y el docente es un gran reflejo para él, si se confía en él, se le ayuda a seguir adelante cuando se equivoca, se le felicita en sus logros, etc. conseguiremos que su propia imagen sea cada vez más positiva lo cual le hará confiar en si mismo y creerse capaz de conseguir lo que se proponga.

Por otro lado, y para que los objetivos se adquieran de forma adecuada, el alumno debe proponerse metas continuamente, encontrar la funcionalidad a lo que aprende y no aprender como mero hecho de aprobar una asignatura. Es adecuado que tenga interés por aprender, aquí hay que tener en cuenta los factores motivacionales, relacionales y afectivos. El alumno debería poder preguntar y aprender en equipo usando la lengua que se está aprendiendo. Él debe sumergirse totalmente en la nueva lengua hablando con nativos, leyendo, viendo películas en versión original, etc.

Dicho esto, de las experiencias y los aprendizajes a lo largo de mi vida académica y laboral me surgen algunas necesidades. Primero, me gustaría saber qué es lo primero que se debe explicar de una lengua, qué orden se tiene que seguir para que la lengua sea aprendida sin demasiadas dificultades, además me gustaría encontrar o saber crear material creativo y motivador para los alumnos. Por otro lado, necesitaría poder programar teniendo en cuenta la diversidad y los diferentes conocimientos previos que puedan tener de un mismo tema. De estas necesidades me surgen algunos interrogantes sin resolver como qué método utilizar según la dificultad que encuentre el alumno, cómo evaluar el aprendizaje de la lengua,  qué se estudia cuando se aprende español, etc. Dado que las realidades sociales han cambiado y las necesidades de las personas también, no lo puedo comparar con lo que aprendí.

Para finalizar, me gustaría hablar sobre algunas de las expectativas de formación que me creé antes de empezar este master. De este curso de formación espero descubrir aspectos nuevos y olvidados de la lengua española, conocer el cómo, qué y cuándo enseñar los diferentes aspectos que la forman. Me gustaría ampliar mis conocimientos en educación, tanto en metodología como en didáctica, ser una formadora mucho más completa que pueda abarcar más ámbitos y cubrir más necesidades. Además, me gustaría aprender de la educación a distancia y aprovechar la riqueza de las diferentes nacionalidades de los alumnos con los que comparto el curso.  Para acabar, decir que mis metas profesionales son inciertas. Me gustaría trabajar en una escuela de educación primaria en un país que no fuese España. No se si trabajaré de profesora de español, lo que tengo claro es que me abrirá nuevas puertas en mi futuro laboral. Poder encontrar un puesto de trabajo como maestra y poder evolucionar continuamente es mi meta principal. Soy muy joven y las cosas pueden cambiar mucho.



[1] Coll, C (1990) "Constructivismo y educación: la concepción constructivista de la enseñanza y del aprendizaje." Desarrollo psicológico y educación. Alianza Editorial.


[2] Colomina, R. y Onrubia, J. (2001). Interacción educativa y aprendizaje escolar: la interacción entre alumnos. A: C. Coll, A. Marchesi i J. Palacios (Comps.) Desarrollo Psicológico y Educación 2. Psicología de la Educación Escolar (pp.415-435). Madrid: Alianza Editorial.




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